Para mi, ¡Nada es imposible!
Guadalupe nació con varios problemas de salud que la han afectado desde su primer día de vida. Tiene una enfermedad llamada Mielomeningocele grado III, hidrocefalia, ventrículo peritoneal, vejiga neurogénica, afección del intestino grueso, pie equino varo, pie plano y pies cabos bilaterales.
Cuando nació Guadalupe, sus padres se preocuparon mucho por su estado de salud y pensaron que tal vez no viviría con tantos padecimientos. Pero Guadalupe es una soñadora imparable y nunca ha dudado que podrá mejorar su salud y vivir su vida como cualquier persona.
Sin embargo, hicieron un gran esfuerzo para llevarla desde el Estado de Guerrero hasta la Ciudad de Puebla, a los dos años de edad, para que médicos especialistas pudieran evaluarla y atender sus problemas de salud con la esperanza de mejorar su calidad de vida.
Puesto que su situación médica empeora con el paso del tiempo, sus padres hacen hasta lo imposible para ingresarla al Hospital del Niño Poblano donde, de manera inmediata, le retiran la válvula y la canalizan al Instituto Nacional de Pediatría, donde ingresa el 15 de junio de 2004, para operarla nuevamente y colocar la válvula correcta a la edad de 1 año y 5 meses.
A los 10 años de edad, Guadalupe nuevamente tiene problemas con la válvula y es diagnosticada con disfunción valvular por lo que la operan nuevamente para corregir el problema y afortunadamente salió muy bien.
A los 12 años de edad, Guadalupe es sometida en el Instituto Nacional de Pediatría a varias cirugías para comenzar el tratamiento de sus pies con el padecimiento llamado pie equino varo y pies cabos bilaterales. El pie plano no es un padecimiento que afecte la movilidad o la calidad de vida, pero los otros dos le impedían caminar por lo que la única manera de mejorar su salud y calidad de vida era operarla para corregir estos defectos de nacimiento.
Guadalupe tiene actualmente 14 años de edad, y tiene 12 años viniendo a la Casa Ronald McDonald Ciudad de México desde el Estado de Guerrero a realizarse diversas cirugías y recibir tratamientos médicos para la enfermedad que padece desde su nacimiento: Mielomeningocele grado III.
Actualmente Guadalupe y su madre, quien siempre ha estado con ella, apoyándola en todo momento, están en la Casa Ronald de la Ciudad de México, donde sienten un lugar cálido y conviven con más gente en igualdad de condiciones, comparten alegrías y tristezas. Dice su madre “mi carga emocional es menos pesada y dolorosa en Casa Ronald”.
Gracias al profesionalismo de los médicos especialistas, de las enfermeras, cuidadores, de su madre, del equipo operativo en la Casa Ronald McDonald y de las familias con las que conviven y comparten su día a día, Guadalupe ha ido superando poco a poco sus problemas de salud y, como la soñadora imparable que es, se siente optimista de que algún día ya no tendrá que volver al hospital y podrá continuar con su vida, en su casa, con su familia.