Luisito y Fany son dos niños con algo en común mucho más allá de un diagnóstico. Luisito tiene 6 años y viene de Tehuacán; Fany, con 14 años, es originaria de Huauchinango. Ambos son pacientes del área de Oncología en el Hospital para el Niño Poblano y han encontrado en la Casa Ronald un espacio de apoyo y consuelo para ellos y sus familias.
Si los conocieras hoy, nunca imaginarías que su amistad empezó como una curiosidad. Fue en una posada navideña de 2024 cuando Fany escuchó por primera vez sobre Luisito, gracias a Brenda, una voluntaria que le hablaba constantemente de él. “¿Quién es Luisito?”, se preguntaba Fany. Aunque le describían cómo era, todavía no lo había reconocido realmente.
Pasaron algunos meses y fue hasta mayo de 2025, en la fiesta de cumpleaños de Miguelito, cuando Luisito y Fany por fin se encontraron y comenzaron a jugar y platicar. Desde ese día, su vínculo se fue haciendo más fuerte. Les encanta pasar tiempo juntos, ya sea jugando con una cocinita que les regalaron o con un juego de trivia de Disney. Aunque hay una diferencia de edad, eso nunca ha sido un obstáculo para ellos. Fany dice que se entienden porque pasan tiempo juntos y se escuchan.
Luisito es un niño divertido y muy especial. Su forma de hablar, de inventar historias y de improvisar siempre arranca risas a quienes lo escuchan. Pero también hay momentos complicados; a veces se siente mal o sensible, y Fany está ahí para acompañarlo con cariño. Si Luisito quiere hablar, ella le responde con ternura; si no está en su mejor momento, respeta su espacio.
Recientemente, Luisito recibió una pareja de pecesitos como parte de su tratamiento. Él debe cuidarlos con responsabilidad, pero en los días que no se siente bien y debe ir al hospital, es a Fany a quien le pide ayuda para atender a sus peces.
En la Casa Ronald, donde tantos caminos de familias se cruzan, Luisito y Fany encontraron algo que va más allá de un lugar para descansar: encontraron una amistad que acompaña, que consuela y que alegra incluso en los días más difíciles.